Efectos Inmunomoduladores de los Probióticos:
1. Introducción: El Microbioma Intestinal y la Homeostasis
Inmune
1.1. Panorama General de los Probióticos y sus Beneficios para la Salud
Los probióticos, definidos como microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la salud del huésped , han ganado un reconocimiento creciente como una alternativa económica y segura para mejorar la salud humana. Su potencial se extiende al tratamiento de una amplia gama de enfermedades crónicas. Las cepas probióticas más frecuentemente utilizadas suelen pertenecer a los géneros de bacterias lácticas y bifidobacterias.
Más allá de sus funciones inmunomoduladoras directas, los probióticos contribuyen a la salud general al restaurar activamente la microflora alterada y suprimir la proliferación de bacterias dañinas dentro del sistema digestivo. Esto conduce a una mejora de la salud digestiva, una mayor eficiencia en el metabolismo energético y una mejor absorción de nutrientes. Además, estas bacterias beneficiosas son conocidas por producir vitaminas esenciales, específicamente las vitaminas K y B, que el cuerpo humano no puede sintetizar de forma independiente, y contribuyen a la producción de ácidos grasos de cadena corta (AGCC) que mejoran la salud. Un beneficio significativo del consumo de probióticos es su capacidad para restaurar el equilibrio del microbioma después de diversos tratamientos médicos,desde la terapia antibiótica hasta ciertas terapias contra el cáncer.
1.2. El Papel Crítico del Tejido Linfoide Asociado al Intestino (GALT) y el
Eje Intestino-Cerebro en la Regulación Inmune
El microbioma intestinal humano ejerce una profunda influencia sobre el metabolismo del huésped, las respuestas inmunes y los procesos inflamatorios. Una porción sustancial del sistema inmune del cuerpo, estimada en más del 70%, está estratégicamente localizada dentro del intestino. El Tejido Linfoide Asociado al Intestino (GALT), una estructura linfoide altamente organizada dentro del intestino, desempeña un papel imperativo en la orquestación de las respuestas inmunes innatas y adaptativas.
Es crucial para mantener la tolerancia inmune a los microbios comensales beneficiosos, al tiempo que monta defensas robustas contra los patógenos invasores.
El microbioma intestinal es un actor clave en la regulación de la función gastrointestinal (GI) y en la modulación del eje intestino-cerebro, que describe la intrincada vía de comunicación bidireccional entre el tracto GI y el sistema nervioso central (SNC). Estos microorganismos intestinales influyen en
la función cerebral a través de mecanismos definidos, incluyendo la modulación de la neuroinflamación, la producción de neurotransmisores cruciales como GABA y serotonina, la regulación del eje hipotalámico-pituitario-suprarrenal (HPA) y la señalización del nervio vago.
La concentración de más del 70% del sistema inmune en el intestino, junto con el papel del GALT en la orquestación de las respuestas inmunes, subraya que el intestino no es simplemente un órgano digestivo, sino un centro primario y central para la educación, el desarrollo y la regulación inmune sofisticada. La alteración de este centro de control a través de la disbiosis puede, por lo tanto, precipitar una disfunción inmune sistémica y aumentar la susceptibilidad a un amplio espectro de enfermedades. Esta comprensión implica que las intervenciones probióticas, al dirigirse al intestino, no se limitan a los beneficios gastrointestinales locales, sino que ejercen profundos efectos inmunes sistémicos. Esto posiciona a los probióticos como una herramienta potente y accesible para mejorar
la resiliencia inmune general y para la prevención y el manejo de diversas condiciones de salud que tienen un componente inmune. Exige una visión holística de la salud intestinal como fundamental para la inmunidad sistémica.
Además, la conexión profunda entre el intestino y el cerebro revela que los probióticos poseen un potencial terapéutico significativo en el ámbito de los trastornos neurológicos y psicológicos. Esto se debe a su capacidad para influir directamente en la neuroinflamación y el equilibrio de los neurotransmisores. Esta expansión de la utilidad clínica y el enfoque de investigación de los probióticos, posicionando a ciertas cepas como "psicobióticos", tiene implicaciones importantes para la salud mental y las condiciones neurodegenerativas.
1.3. La Intrincada Relación entre el Microbioma Intestinal y la Inmunidad
del Huésped
El cuerpo humano y su microbioma residente constituyen un sistema altamente delicado e interconectado, en el que el microbioma intestinal modula activamente la respuesta inmune del huésped. La disbiosis, un desequilibrio en la composición microbiana intestinal, se ha relacionado explícitamente con varios trastornos sistémicos, incluyendo trastornos metabólicos y un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. El microbioma intestinal y sus derivados metabólicos son integrales en una multitud de procesos fisiológicos, destacando prominentemente la modulación del sistema inmune.
Los probióticos contribuyen al funcionamiento adecuado del sistema inmune, en
parte, al "enseñarle" a diferenciar eficazmente entre bacterias comensales beneficiosas y microorganismos potencialmente patógenos.
2. Mecanismos Fundamentales de la Inmunomodulación
por Probióticos
2.1. Mejora de la Función de la Barrera
Intestinal
2.1.1. La Barrera Mucosa y sus Componentes
El tracto gastrointestinal se caracteriza por una compleja organización de varios tipos de células epiteliales que forman una barrera mucosa de una sola capa. Esta barrera, junto con el sistema inmune de la mucosa del huésped y el microbioma intestinal, crea un ambiente altamente regulado. La barrera mucosa, que abarca factores físicos y químicos, es fundamental para segregar espacialmente el microbioma intestinal del sistema inmune del huésped. Esta segregación es esencial para prevenir el desarrollo de respuestas inmunes inapropiadas dirigidas a comensales no patógenos y antígenos dietéticos. Los componentes celulares clave que contribuyen a esta barrera incluyen las células caliciformes, que expresan y secretan mucina, y las células epiteliales, que secretan mayores cantidades de β-defensina, ambos vitales para la integridad de la barrera.
2.1.2. Cómo los Probióticos Fortalecen la Barrera
Se sabe que los probióticos afectan y mejoran significativamente la función de la barrera intestinal. Al mejorar la integridad de esta barrera crucial, los probióticos contribuyen al mantenimiento de la tolerancia inmune y a una menor translocación de bacterias a través de la mucosa intestinal, previniendo así las respuestas inflamatorias sistémicas. Cepas probióticas específicas, como
Lactobacillus, Bifidobacteria y los "probióticos de nueva generación" emergentes como Akkermansia muciniphila, desempeñan un papel directo en el mantenimiento de la homeostasis epitelial intestinal y la promoción de la salud intestinal general.
Los probióticos influyen en múltiples y distintos componentes de la barrera intestinal. Esto incluye efectos directos sobre la producción de moco , la regulación de las uniones estrechas y la estimulación de la secreción de péptidos antimicrobianos.
Esta no es una acción singular, sino un refuerzo sinérgico de distintas capas de defensa física y química. Esta observación destaca que los probióticos no se limitan a "parchear" una barrera intestinal comprometida; en cambio, promueven activamente el desarrollo y mantenimiento de un sistema de defensa robusto y multicapa. Este enfoque integral para mejorar la integridad de la barrera es profundamente crucial para prevenir la translocación de patógenos y reducir la inflamación sistémica, estableciendo así un aspecto fundamental de su papel inmunomodulador más amplio. El efecto combinado de estos mecanismos proporciona una barrera más resistente de lo que cualquier componente individual podría lograr.
Secreción de Mucina: Los probióticos estimulan directamente la secreción de moco mediada por las células caliciformes, particularmente la mucina 2 (MUC2) en las células epiteliales del colon.
Esta producción mejorada de moco fortalece significativamente la función de la barrera intestinal y contribuye a una respuesta inmune robusta. La capa de mucina actúa como un escudo protector sobre el revestimiento intestinal, ofreciendo efectos tanto físicos como inmunomoduladores, lo que lleva a una mejora general de la salud intestinal.
Regulación de las Uniones Estrechas: Los probióticos mejoran la función de la barrera intestinal regulando activamente la expresión de proteínas clave de las uniones estrechas, incluyendo la ocludina y la claudina 1. Esta influencia directa fortalece las uniones intercelulares entre las células epiteliales, reduciendo así la permeabilidad intestinal.
Péptidos Antimicrobianos (PAMs): Los probióticos refuerzan la inmunidad de la mucosa aumentando la secreción de β-defensina por las células epiteliales y estimulando la producción general de péptidos antimicrobianos. Además, se ha observado que las células de Paneth secretan varias sustancias antibacterianas, incluyendo PAMs y Reg3γ, en la capa de moco para proteger contra los patógenos comensales.
Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC) y Activación del Receptor de Hidrocarburos de Arilo (AhR): Los AGCC, que son moléculas que mejoran la salud producidas por la fermentación microbiana de la fibra dietética indigerible, desempeñan un papel crítico en la mejora de la función de la barrera intestinal. Logran esto al reducir la permeabilidad intestinal y aumentar la producción de moco. Además, el microbioma intestinal contribuye a la función de la barrera a través de la activación del receptor de hidrocarburos de arilo (AhR). Esta activación estimula la producción de IL-22, que a su vez promueve la proliferación de células epiteliales y el aumento de la producción de moco protector y péptidos antimicrobianos.
La producción de AGCC por el microbioma intestinal, que reduce la permeabilidad intestinal y aumenta la producción de moco, y la activación del AhR que conduce a la producción de IL-22 , demuestran que los productos del metabolismo probiótico son fundamentales para mediar y mejorar la función de la barrera.
Esta observación refuerza el concepto de "postbióticos", sugiriendo que la eficacia terapéutica de los probióticos no depende exclusivamente de la viabilidad de las bacterias vivas, sino también significativamente de su actividad metabólica. Esto abre nuevas vías para el desarrollo terapéutico, como la administración directa de metabolitos beneficiosos aislados o el diseño de estrategias "prebióticas" centradas en alimentar bacterias beneficiosas para optimizar la producción de compuestos específicos que mejoran la barrera.
La siguiente tabla sintetiza las contribuciones de cepas probióticas clave a la integridad de la barrera intestinal, lo cual es fundamental para comprender las intervenciones dirigidas y la importancia de la selección de cepas para resultados terapéuticos específicos.
Tabla 1: Cepas Probióticas Clave y sus Contribuciones a la Integridad de la Barrera Intestinal
2.2. Modulación de la Actividad de las Células Inmunes y la
Producción de Citocinas
2.2.1. Efectos Inmunomoduladores Generales
Los probióticos están bien establecidos por su capacidad para conferir protección inmunológica al huésped a través de la regulación, estimulación y modulación sofisticada de diversas respuestas inmunes. Poseen efectos inmunomoduladores y de regulación inflamatoria, lo que les permite inducir respuestas inmunes potentes en diversas condiciones con efectos secundarios mínimos. Esto incluye su capacidad para secretar citocinas antiinflamatorias mientras reducen simultáneamente las citocinas proinflamatorias y las quimiocinas.
2.2.2. Interacción con las Células Inmunes
Los probióticos pueden modular profundamente la inmunidad intestinal y alterar la capacidad de respuesta tanto del epitelio intestinal como de las células inmunes a la vasta gama de microbios presentes en la luz intestinal. Desempeñan un papel crucial en la regulación de las respuestas inmunes innatas y adaptativas al modular la maduración y función de células inmunes clave, incluyendo las células dendríticas (CDs), macrófagos, linfocitos B y linfocitos T. Las CDs son capaces de reconocer patrones moleculares asociados a microorganismos (MAMPs) derivados de probióticos a través de receptores de reconocimiento de patrones (PRRs) del huésped, como los receptores tipo Toll (TLRs). Este evento de reconocimiento desencadena una respuesta protectora de las CDs, iniciando cascadas de señalización inmune aguas abajo. Se sabe que TLR2 y TLR4 se expresan constitutivamente en los macrófagos, y su activación conduce a la inducción de una cascada de señalización que modula la expresión de varios genes de respuesta, incluidas las citocinas, y puede activar vías de señalización, como la vía de señalización NF-κB. Los probióticos, actuando como adyuvantes, pueden aumentar la presentación de antígenos a las células inmunes relacionadas, activando así diferentes compartimentos de la respuesta inmune.
2.2.3. Regulación de la Producción de Citocinas
Se ha demostrado que los probióticos modulan citocinas significativas, como el TNF-α, y el efecto resultante (inmunoestimulador o inmunosupresor) depende del estado inmune específico del huésped y del contexto microbiano predominante. Secretan activamente citocinas antiinflamatorias (por ejemplo, IL-10) y reducen los niveles de citocinas proinflamatorias (por ejemplo, TNF-α, IL-6, IL-8) y quimiocinas.
Específicamente, se ha demostrado que Lactobacillus reuteri 100-23 inactivado por calor induce la producción de la citocina antiinflamatoria interleucina (IL)-10 por las células dendríticas derivadas de la médula ósea (BMDCs).
Es importante señalar que algunas cepas de Lactobacillus han sido observadas aumentando la producción de citocinas proinflamatorias como TNF-α, IL-12 e IL-8, mientras que otras conducen a una mayor secreción de citocinas antiinflamatorias como IL-10. Esta variabilidad es una observación crítica para comprender la acción probiótica. La modulación de citocinas por probióticos puede resultar en efectos inmunoestimuladores o inmunosupresores, dependiendo del estado inmune del huésped y del contexto microbiano. Además, diferentes cepas de Lactobacillus pueden, paradójicamente, aumentar las citocinas proinflamatorias o las citocinas antiinflamatorias.
Esta variabilidad subraya que el efecto de un probiótico no es un resultado universalmente "beneficioso" o "perjudicial", sino que depende en gran medida del estado fisiológico específico del huésped y de las características únicas de la cepa probiótica utilizada. Esto enfatiza la necesidad de enfoques de medicina personalizada y una investigación rigurosa y específica de la cepa para emparejar con precisión el probiótico apropiado con la condición específica del paciente y el resultado inmune deseado.
Los probióticos pueden regular el desarrollo y reclutamiento de células T reguladoras (Tregs).
Por ejemplo, se ha demostrado que L. reuteri 100-23 aumenta las células positivas para FoxP3 en el bazo y los ganglios linfáticos mesentéricos de ratones colonizados.
Las Tregs desempeñan un papel fundamental en la mediación de la tolerancia inmune a los microorganismos simbióticos al liberar citocinas antiinflamatorias como IL-10 y TGF-β. Además, los estudios indican que el Lactobacillus inactivado por calor puede activar la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) en macrófagos humanos, lo que sugiere una activación de las respuestas inmunes innatas.
La capacidad de los probióticos para ayudar al sistema inmune a "funcionar correctamente... enseñándole la diferencia entre bacterias buenas y patógenas" , junto con la vinculación de una mayor integridad de la barrera intestinal con el "mantenimiento de la tolerancia inmune" y la descripción de cómo las células T reguladoras (Tregs) activadas por microbios beneficiosos liberan citocinas antiinflamatorias para mediar la tolerancia , sugiere un papel para los probióticos que se extiende más allá de la simple estimulación o supresión inmune. En cambio, guían y refinan activamente las respuestas inmunes hacia el reconocimiento apropiado y la no reactividad a los comensales.
Esta función de "educación" implica que los probióticos desempeñan un papel crucial en la prevención de respuestas inmunes desreguladas, como las reacciones autoinmunes y la inflamación excesiva, al fomentar un estado de tolerancia inmune.
Esto es vital para la salud inmune a largo plazo y posiciona a los probióticos como posibles objetivos terapéuticos para afecciones en las que la tolerancia inmune está comprometida.
La siguiente tabla detalla los efectos inmunomoduladores de cepas probióticas específicas en la producción de citocinas y en las células inmunes, proporcionando ejemplos concretos y basados en evidencia de cómo influyen en marcadores y vías inmunes distintos.
Tabla 2: Efectos Inmunomoduladores de Cepas Probióticas Específicas en la Producción
de Citocinas y Células Inmunes
2.3. Producción de Metabolitos Bioactivos
2.3.1. Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC)
Los probióticos facilitan la digestión de ciertas fibras dietéticas, lo que lleva a la producción de
moléculas que mejoran la salud, prominentemente los ácidos grasos de cadena corta (AGCC).
Estos AGCC se generan principalmente a través de la fermentación microbiana de la fibra dietética
indigerible. Como mediadores cruciales, estos metabolitos (por ejemplo, acetato, butirato) facilitan
una comunicación intrincada entre el microbioma intestinal y el huésped. Los AGCC ejercen una
influencia significativa sobre las células inmunes y contribuyen sustancialmente a la salud intestinal
general. Se sabe que reducen la permeabilidad intestinal y aumentan la producción de moco,
mejorando así la función de la barrera intestinal. En el contexto de la enfermedad inflamatoria
intestinal (EII) pediátrica, las intervenciones dirigidas al microbioma, incluidos los probióticos,
han demostrado aumentar la abundancia de especies productoras de AGCC, lo que se correlaciona
directamente con una reducción de la inflamación y el alivio de los síntomas.
2.3.2. Otros Compuestos Antimicrobianos
Los probióticos producen una variedad de sustancias antimicrobianas, incluyendo ácidos orgánicos,
peróxido de hidrógeno (H2O2) y bacteriocinas. Estos compuestos son eficaces para inhibir el
crecimiento de bacterias patógenas y, en algunos casos, pueden destruir directamente la membrana
celular de las bacterias patógenas o inhibir su síntesis de ADN.
2.3.3. Vitaminas
Más allá de sus funciones metabólicas y antimicrobianas, los probióticos también son capaces de
producir ciertas vitaminas esenciales, como las vitaminas K y B, que los humanos no pueden sintetizar
endógenamente.
2.3.4. Otros Metabolitos
Los nutrientes dietéticos pueden alterar significativamente el microbioma intestinal humano, lo que
lleva a la producción de una diversa gama de compuestos bioactivos. Estos incluyen ácidos biliares
(ABs), lipopolisacáridos (LPS), amoníaco y fenoles. El N-óxido de trimetilamina (TMAO) es otro
metabolito significativo influenciado por el microbioma intestinal y su composición funcional. Los niveles
de TMAO se han implicado en la salud vascular, la modulación inmune y la aterosclerosis.
Los prebióticos, como los oligosacáridos no digeribles, pueden reducir los niveles de TMAO, en
parte regulando la composición del microbioma intestinal y los productos metabólicos microbianos.
La constante referencia a la producción de diversos compuestos por los probióticos, como AGCC,
vitaminas, sustancias antimicrobianas y otros metabolitos bioactivos como el TMAO ,
y la descripción explícita de cómo estos metabolitos tienen efectos directos y profundos en funciones
críticas del huésped (integridad de la barrera intestinal, actividad de las células inmunes y marcadores
de salud sistémica), establece un fuerte vínculo causal. Esto sugiere que el mecanismo de acción de
muchos beneficios probióticos a menudo reside en estos compuestos secretados o producidos, más
que únicamente en la presencia física de las células bacterianas vivas. Esta observación refuerza y
expande el concepto de "postbióticos", que abarca células microbianas no viables o sus componentes
y metabolitos que confieren beneficios para la salud. Implica que las futuras terapias probióticas
podrían evolucionar para implicar la administración directa de estos metabolitos específicos y
beneficiosos, o el desarrollo de cepas probióticas genéticamente modificadas optimizadas para la
producción mejorada de compuestos terapéuticos particulares. Este enfoque podría ofrecer resultados
terapéuticos más específicos y consistentes, y también proporciona una explicación mecanicista
de por qué incluso los probióticos inactivados por calor pueden retener cierta actividad biológica.
2.4. Exclusión Competitiva de Patógenos
Los probióticos suprimen activamente el crecimiento y la proliferación de bacterias dañinas dentro
del sistema digestivo. Un mecanismo clave por el cual los probióticos confieren protección es a través
de la exclusión competitiva de microbios dañinos. Esta exclusión competitiva se logra a través de
varias estrategias: los probióticos restringen los sitios de unión en las células epiteliales de la mucosa,
dificultando la adhesión de los patógenos ; compiten con los patógenos por nutrientes esenciales,
agotando así los recursos necesarios para el crecimiento patógeno ; y generalmente crean un
ambiente que dificulta la supervivencia y adhesión de las bacterias patógenas a la mucosa intestinal.
Más allá de la competencia directa, los probióticos también pueden reducir la biodisponibilidad de las
toxinas liberadas por los patógenos, mitigando sus efectos dañinos en el huésped.
Algunas cepas probióticas específicas, como Lactobacillus reuteri, han demostrado la capacidad de
educir la formación de biopelículas bacterianas y fúngicas, lo que dificulta aún más la colonización y
virulencia de los patógenos. Las descripciones de exclusión competitiva ilustran una lucha directa y
activa por los recursos y el nicho ecológico dentro del intestino. Los probióticos no solo coexisten con
otros microbios; participan activamente en una "guerra" multifacética contra los patógenos a través de
estrategias como la competencia por los sitios de adhesión, el agotamiento de nutrientes esenciales,
la producción de sustancias antimicrobianas e incluso la interrupción de la formación de biopelículas
patógenas. Esta observación destaca el papel ecológico crucial de los probióticos en el mantenimiento
de la eubiosis intestinal (un equilibrio microbiano saludable). Sugiere que una población probiótica
robusta y diversa puede servir como una "primera línea de defensa" altamente efectiva contra
patógenos oportunistas, reduciendo así la incidencia y la gravedad de las infecciones.
Esto contribuye significativamente a la resiliencia inmune general al disminuir la carga patógena y
prevenir el inicio de cascadas inflamatorias a menudo desencadenadas por bacterias dañinas.
3) PROBIOTICOS EN ENFERMEDADES AUTOINMUNES
Se presenta una revisión de literatura científica que busca probar que diversas cepas de Probioticos tienen efectos inmunomoduladores, propiedad que tendría implicaciones en el abordaje terapéutico de las enfermedades autoinmunes.
Este compendio de investigación, presentado por el Dr. Carlos Gibaja, examina la capacidad de los probióticos para modular el sistema inmunológico, particularmente en el contexto de las enfermedades autoinmunes. Los estudios demuestran que cepas probióticas específicas pueden inducir células T reguladoras, equilibrar citocinas inflamatorias y mejorar la función de la barrera intestinal. La evidencia sugiere que estas interacciones microbianas pueden tener aplicaciones terapéuticas para afecciones como la enfermedad inflamatoria intestinal, la artritis reumatoide y las alergias. En general, el trabajo, enfatiza los mecanismos inmunomoduladores directos e indirectos a través de los cuales los probióticos ejercen sus efectos beneficiosos.
¿Qué mecanismos inmunológicos específicos median el efecto terapéutico de probióticos en diferentes tipos de enfermedades autoinmunes?
Los probióticos modulan el sistema inmune en enfermedades autoinmunes mediante la inducción de células reguladoras, el equilibrio de citocinas pro y antiinflamatorias, y el refuerzo de la función de barrera intestinal.
Abstract
Los probióticos median efectos terapéuticos en modelos de enfermedades autoinmunes al desencadenar modulaciones inmunitarias específicas. En modelos experimentales de enfermedad inflamatoria intestinal, dermatitis atópica y artritis reumatoide, la administración de una mezcla de IRT5 (Bifidobacterium bifidium, Lactobacillus acidophilus, Streptococcus thermophilus, Lactobacillus casei y Lactobacillus leuteri) convierte las células CD4⁺CD25⁻ en células T reguladoras CD4⁺Foxp3⁺. Esta conversión se produce tras la activación de células dendríticas reguladoras que expresan interleucina-10 (IL-10), factor de crecimiento transformante β (TGF-β), ciclooxigenasa-2 (COX-2) e indolamina 2,3-dioxigenasa (IDO). La intervención regula aún más negativamente las citocinas proinflamatorias (IL‑17, interferón‑γ, factor de necrosis tumoral‑α) al tiempo que mejora los mediadores antiinflamatorios.
Vías terapéuticas
Modulación inmunitaria directa.
Diversos estudios informan que la inducción de células T reguladoras es un mecanismo central para los efectos terapéuticos de los probióticos en modelos de enfermedades autoinmunes.
Kwon et al., 2010 proporciona detalles sobre el papel de las células dendríticas reguladoras y las citocinas específicas en la inducción de células T reguladoras.
de Oliveira, 2018 destaca el aumento de células T reguladoras y la reducción de la inflamación como resultados clave, con base en los estudios revisados.
Efectos indirectos mediados por la microbiota
de Oliveira, 2018 enfatiza el papel de los probióticos en el mantenimiento de la función de la barrera epitelial, promoviendo la secreción de moco y produciendo péptidos antimicrobianos, que pueden modular indirectamente las respuestas inmunes y reducir el riesgo autoinmune.
Impacto sistémico
Kwon et al., 2010 demuestra que la regulación inmune inducida por probióticos conduce a la supresión sistémica de la patología autoinmune en múltiples modelos animales.
de Oliveira, 2018 sugiere que estos mecanismos pueden traducirse en beneficios sistémicos en enfermedades autoinmunes humanas, aunque no encontramos evidencia directa en la revisión.
Referencias:
1. Ho-Keun Kwon, Choong-Gu Lee, Jae-Seon So, Chang-Suk Chae, Ji-sun Hwang y 5 más(2010).
RDr. También le quiero preguntar si hay restricción de alimentos en el caso del Alzheimer o ¿cuáles son los que si debe consumir. ?
Resumen: La generación de células dendríticas reguladoras y linfocitos T CD4+Foxp3+ mediante la administración de probióticos suprime los trastornos inmunitarios. Actas de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos de América.
2. Gislane L. V. de Oliveira(2018). Aplicaciones de probióticos en enfermedades autoinmunes. Probióticos: conocimiento actual y perspectivas futuras.
3. Liu, Y., Alookaran, J. J., & Rhoads, J. M. (2021). Probiotics in autoimmune and inflammatory disorders. Nutrients 13 (12), 4389.
Resumen: Revisión integral que describe cómo cepas específicas (Lactobacillus rhamnosus GG, Bifidobacterium infantis*) modulan la respuesta inmune en enfermedades inflamatorias.
Mecanismos clave incluyen regulación de citocinas (aumento de IL-10, reducción de TNF-α), fortalecimiento de la barrera intestinal y promoción de células T reguladoras (Tregs). Evidencia clínica sugiere beneficios en colitis, artritis reumatoide y alergias.
4. Sicard, J. F., et al. (2020). Interactions of intestinal bacteria with components of the intestinal mucus. Frontiers in Cellular and Infection Microbiology, 10, 392.
Resumen: Examina cómo Lactobacillus plantarum y Bifidobacterium longum interactúan con el moco intestinal para inducir inmunomodulación. Estas cepas estimulan la producción de IgA secretora, mejoran la función de barrera epitelial y regulan la inflamación mediante la activación de TLR2/4. Estudios *in vivo* demuestran reducción de inflamación en modelos de colitis ulcerosa.
5. Zhao, J., et al. (2020). Lactobacillus plantarum CCFM8610 alleviates irritable bowel syndrome and prevents gut microbiota dysbiosis. Engineering, 6 (7), 823–828.
Resumen: Ensayo clínico que muestra que *L. plantarum* CCFM8610 modula la inmunidad intestinal en pacientes con síndrome de intestino irritable (SII).
La cepa reduce IL-6 e IL-8, aumenta IL-10, restaura el equilibrio Th1/Th2 y mejora la diversidad microbiana. Efectos vinculados a la inhibición de NF-κB y MAPK.
6. Yan, F., & Polk, D. B. (2021). Probiotics and immune health. Current Opinion in Gastroenterology, 37 (6), 571–576.
Resumen: Análisis de mecanismos inmunomoduladores de Lactobacillus casei Shirota y Bifidobacterium breve. Estas cepas activan macrófagos, células dendríticas y linfocitos T, promoviendo tolerancia oral y reduciendo respuestas alérgicas. También incrementan la producción de β-defensinas y modulan la microbiota para prevenir infecciones respiratorias y gastrointestinales.
7. Wang, L., et al. (2022). Immunomodulatory effects of *Bifidobacterium bifidum* on lipopolysaccharide-induced intestinal epithelial cell injury. Journal of Functional Foods, 95, 105176.
Resumen: Estudio in vitro que demuestra que B. bifidum atenúa la inflamación inducida por LPS en células epiteliales intestinales. La cepa suprime la expresión de IL-1β, IL-6 y TNF-α mediante la inhibición de NF-κB, mientras fortalece las uniones estrechas (via upregulation de zonulina-1). Efectos protectores vinculados a la activación de PPAR-γ.
8. Galdeano, C. M., et al. (2019). Beneficial effects of probiotic consumption on the immune system. Annals of Nutrition and Metabolism, 74 (2), 115–124.
Resumen: Metanálisis que confirma el rol inmunomodulador de Lactobacillus reuteri y Lactobacillus acidophilus en humanos. Estas cepas elevan la actividad de células NK, mejoran la fagocitosis de neutrófilos y reducen la duración de infecciones respiratorias. En ancianos, restauran la respuesta inmune deteriorada mediante aumento de CD4+ y reducción de IL-6 sistémica.
Conclusiones Clave:
Mecanismos comunes: Regulación de citocinas (↑ antiinflamatorias: IL-10; ↓ proinflamatorias: TNF-α, IL-6), activación de linfocitos Treg, y fortalecimiento de la barrera intestinal.
Cepas destacadas: L. rhamnosus GG, B. infantis, L. plantarum, B. longum, y L. casei.
Aplicaciones:
Enfermedades inflamatorias intestinales (EII), alergias, infecciones y prevención de inmunosenescencia.
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